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viernes, 26 de julio de 2024

UNA NOCHE DE JAZZ MAGISTRAL EN SAN JAVIER.

 

El quinteto del joven trompetista catalán Joan Mar Sauqué, con la pianista americana Champian Fulton, ofrecieron un concierto de los que hacen afición. Tras ellos, el proyecto liderado por el guitarrista Russell Malone y el pianista Cyrus Chestnut remataron la jugada, para una noche redonda y pletórica.

Andrés Garrido / Goio Villanueva

 

El programar una noche en la que la esencia del jazz se pueda vivir con absoluta normalidad y en directo no es tarea fácil. No lo es, porque hay que tener la fortuna de hacer coincidir a los músicos protagonistas de esa excelente intención. Pero Jazz San Javier lo consigue cada año. Siempre logra diseñar y cerrar varias noches para las esencias de esta música, que tiene en sus denominados aficionados “pata negra” (esto es, los que llevan muchos años escuchando y disfrutando del jazz más clásico y esencial) a sus más directos consumidores, además de los que no están tan iniciados en el conocimiento del género. Pero también para estos últimos, estas noches son muy apreciadas porque al final te atrapan de tal manera que se hacen con un lugar en la memoria colectiva.

La segunda parte del sábado 13 de julio pasado, ese objetivo volvió a cumplirse. Una primera parte con el quinteto que lideraba el joven trompetista de Garrigoles (Girona), Joan Mar Sauqué, que tuvo como invitada especial a la pianista norteamericana Champian Fulton. Toda una exposición del jazz esencial, para poner de manifiesto que nunca hay que perder las bases de esta música, aunque se exploren, como así fue, nuevas vías para expresarlas. En la segunda parte, músicos ya mucho más experimentados como son el guitarrista Russell Malone y el pianista Cyrus Chestnut, que terminaron por asentar esas bases y desplegar un magisterio inequívoco. Les contamos.

 

El joven trompetista Joan Mar Sauqué líder de un quinteto de jóvenes músicos.

 

Cataluña, pese a quien le pese, ha sido un criadero de excelentes músicos desde siempre. En todos los géneros, pero especialmente en el jazz. Instituciones como el Taller de Músicos de Barcelona, la Escuela Superior de Música de Catalunya (ESMUC) o la no menos famosa Sant Andreu Jazz Band dirigida por Joan Chamorro son auténticos nichos de los que han surgido magníficos músicos para el jazz. Y como ya nos ocurrió en la XXII edición de 2019 con Andrea Motis, Joan Mar Sauqué proviene, entre otras, de la Sant Andreu de Chamorro, con quien ha grabado parte de sus cuatro discos en el mercado. Sus comienzos se retrotraen a la Escuela Municipal de Música de Torroella de Mongrí; localidad vecina a su Garrigoles natal. Con una base asentada del lenguaje musical, combos, etc., comienza a estudiar con el valenciano David Pastor quien observando la rápida evolución de su alumno lo lleva a la Sant Andreu Jazz Band y allí, Mar Sauqué pronto se convertirá en uno de los solistas destacados de la banda, como les ocurrió a Andrea Motis, Rita Payés, Max Salgado o Simón Palazi entre otros miembros de la Sant Andreu.

En este verano de 2024, Mar Sauqué ha reunido a jóvenes y talentosos músicos como los hermanos Lluc y Joan Casares, saxo tenor y batería respectivamente, Giuseppe Campisi, en el contrabajo, y la invitada especial para cerrar el quinteto: La pianista de Oklahoma, Champian Fulton. Sauqué supo plantear un concierto para hacer afición, sin estridencias y demostrando, a pesar de la juventud del quinteto, el buen nivel de experiencia en todos y cada uno de los temas elegidos para la noche. Comenzaron con una creación del saxofonista Gigi Gryce, “Salute To The Bandboy”, que sirvió para que cada uno de ellos tuviera su momento glorioso, en este primer saludo musical del grupo. 

 

La pianista y cantante norteamericana Champian Fulton que hizo gala, además, de una amplia simpatía.

 

Joan Mar Sauqué se dirigió al público para dar las buenas noches e indicar “veo más abanicos que caras”, en tono bromista ya que el calor meteorológico reinante era alto. Continuó explicando que venían todos desde Barcelona y para esta ocasión apenas habían tocado juntos. También presentó a, dijo, “una pianista de lujo. Desde Oklahoma Champian Fulton”, a quien el auditorio aplaudió con entusiasmo. Tal vez era la más veterana de la formación porque su padre, el trompetista y profesor de jazz Stephen Fulton, captó desde que era niña su interés por esta música y junto a su esposa apostaron por su formación muy temprana. Sauqué presentó a toda la banda y la nueva pieza, obra de la pianista Fulton, deseando al respetable que les gustara el concierto y pasaran un buen rato con ellos. El tema era “Lullaby For Art”, uno de los más antiguos del libro del jazz norteamericano y que, entre otras muchas voces, cantó Billie Holiday. Esta canción se ha interpretado en muy diversos tempos a lo largo de los años (el original data de 1923). En San Javier, Fulton y los compañeros que lidera Mar Sauqué optaron por el swing dejando espacio para solos del piano, trompeta y saxo tenor. El resultado final fue muy aplaudido por el público. La pianista de Oklahoma anunció una pieza que grabó recientemente con el saxofonista Cory Weeds (abril de este 2024) y que da título al mismo: “Every Now and Then”.

 

El contrabajista Giusseppe Campisi mantuvo unida la sección rítmica.

 

Resultó una gozada de balada soportada, esencialmente, en formato trío (piano y voz, contrabajo y batería), a la que se unió hacia la mitad un precioso y sensible solo de Mar Sauqué que arrancó los aplausos de todos los que presenciábamos este concierto. Sauqué posee una cimentación interpretativa que pocos logran poner en valor con esa soltura. Pero, además, sus lecturas sobre los veteranos trompetistas a los que ha estudiado -más adelante, nos volvería a sorprender en un homenaje a su querido “Fast” Navarro- respetan esa esencia, pero renovadas y traídas al siglo XXI. Tras esa preciosa demostración del trompetista, Fulton retomó el diálogo con su piano para regresar a la melodía vocal.

El público se mostraba muy a gusto con un concierto que resultaba agradable y muy instructivo, porque destacaban los esquemas y maneras clásicas de esta música interpretada por jóvenes músicos del siglo XXI con, insistiré en ello, nuevas lecturas sin perder la esencia. Precisamente en ese instante del concierto, Joan Mar Sauqué presentó una composición propia escrita en 2023 con motivo, explicó, del centenario del nacimiento de “Fast” Navarro; el trompetista de Florida que falleció en Nueva York a los 26 años, víctima de las drogas y la tuberculosis que padecía. Sauqué destacó que es el trompetista a quien más admira y por esa razón -y porque tenía la misma edad que cuando falleció- escribió “Fats Left Too Fast”; la traducción podría ser “Fast te fuiste demasiado rápido” o parecido. Puro “be bop”.

 

El baterista Joan Casares fue un metrónomo para el quinteto.

 

Buena respuesta del auditorio a esta pieza de Mar Sauqué dedicada a su más admirado trompetista “Fast” Navarro. Joan anunció la siguiente composición, obra del trompetista de New Orleans Leroy Jones: “Louie's Lamentation”. “Aunque no lo conocimos sabemos que Jazz San Javier ha perdido a una persona que fue de las que más trabajó para este festival, Quino, y por ello queremos dedicarle esta noche esta interpretación como homenaje a él y a todas las personas que hacen posible que la música en directo pueda seguir celebrándose”, concluyó Joan Mar Sauqué. Hacía referencia, en su dedicación, a José Andrés López “Quino”, que perteneció al equipo de funcionarios que trabajó en el festival hasta su jubilación hace unos pocos años, junto al que fue su director y creador Alberto Nieto.

 

Lluc Casares, durante uno de los solos que protagonizó con su saxo tenor.

 

Con un unánime aplauso y puestos en pie los asistentes, premiaron esta pieza de Leroy Jones dedicada a la memoria de José Andrés López “Quino” interpretada por el quinteto que lidera el joven trompetista catalán Joan Mar Sauqué. De nuevo tomó la palabra la invitada especial, Champian Fulton, para anunciarnos otra pieza clásica del libro del jazz norteamericano, que ha sido versionada por diferentes cantantes: “Baubles, Bangles and Beams”.

El auditorio se mostraba absolutamente entusiasmado con estos cinco músicos, que les estaban proporcionando un concierto verdaderamente para el disfrute de los sentidos y enriquecedor por sus temas e interpretaciones frescas, como corresponde a las nuevas generaciones. Y otra pieza del saxofonista Gigi Gryce -explicó Sauqué que fue poco conocido, pero con una actividad importante ya que tocó desde el 55 al 65 del pasado siglo XX, con músicos como Gillespie, Coleman Hawkins o John Coltraine entre otros-, que mantuvo una actividad destacada en la defensa de los derechos de autor de los músicos y sus ganancias derivadas de las composiciones. La balada se titulaba “Strictly Romantic” y en ella toda la formación, pero especialmente Mar Sauqué, refrendaron sus excelentes conocimientos musicales y mejor interpretación. Fue como una gran taza de sosiego y romanticismo musical, que recolocó el resultado del concierto.

 

El quinteto que lidera el trompetista Joan Marc Sauqué, con Champian Fulton al piano, como invitada especial.

 

Tras esta balada, Mar Sauqué volvió a presentar al grupo agradeciendo al festival, técnicos de luces y sonido y, sobre todo, al público por asistir al concierto del que expresó su deseo de que hubiera sido del agrado de todos. Sin más, otro estándar del jazz norteamericano, con la voz de Champian Fulton: “It’s Allright With Me”.

El auditorio, puesto en pie, saludó y aplaudió al quinteto que saludó y procedieron a retirarse porque, como había indicado Sauqué, aún tenían otro concierto que presenciar y no querían quitarle tiempo al otro grupo que venía. Aún así, este público de Jazz San Javier siempre pide una más. Pues nada, una más. Fue la propia Champian Fulton quien la presentó: “Evenin’”, con la que culminaron su excelente e instructivo concierto. Les auguro un muy buen futuro a los cuatro músicos venidos desde Barcelona, así como a la pianista y cantante de Oklahoma, Champian Fulton; esta última, con más proyección ya que sus compañeros de concierto. Enhorabuena, chicos.

 

El veterano guitarrista Russell Malone.

 

La segunda parte de este sábado, 13 de julio, iba a tener una continuidad en lo instructivo. En esta ocasión, con músicos mucho más veteranos cuyo magisterio se viene mostrando en los escenarios desde hace unas décadas atrás. Se trataba del proyecto que lideran el veterano guitarrista norteamericano Russell Malone y el pianista Cyrus Chestnut. Otro concierto para continuar haciendo afición y desparramar por todo el auditorio del Parque Almansa un halo musical puramente jazzístico, que abrieron con “Cured and Season”, para fundir, prácticamente, con una pieza de las más conocidas de Wes Montgomery: “Road Song”. Sin duda, Montgomery es una referencia para los guitarristas de jazz, pero también para otros músicos como Cyrus Chestnut, que desarrolló unos solos de piano muy frescos, con roces latinos de los que gusta este pianista, y con una lectura muy novedosa de la partitura del añorado guitarrista. En ambas piezas, la sección rítmica conformada por el veterano contrabajista Darryl Hall (qué agilidad la suya con las cuatro cuerdas) y la del baterista finísimo Willie Jones III supieron mantener el tempo preciso para que nadie se perdiese. Para quitarse el sombrero ante los cuatro.

Cyrus Chestnut, que colidera este proyecto con Malone.

 

Éste de San Javier, no iba a ser un concierto de muchas palabras; antes, al contrario, los temas se enlazaban unos con otros porque no hay mejor lenguaje que la música para unir a las personas. Y así continuaron con su tercera partitura de la noche, “You and The Night and The Music”, en la que Chestnut realizó una introducción con despliegue de conocimientos técnicos e interpretativos, mezclando muchas tendencias en cortos acordes hasta iniciar la pieza que popularizó Sonny Rollins en 1962. También hubo momento para el magisterio de Hall, en el contrabajo, o de Jones III con su batería.

Como indicaba, una pieza se sucedía a la siguiente. Así que tras la que popularizara Rollins llegó otra compuesta por el dúo Johnny Burke y Jimmy Van Heusen y popularizada por Tommy Dorsey: “Polka Dots and Moon Beams”. Aquí fue Russell Malone quien introdujo a sus compañeros en esta bella partitura a ritmo de balada, que puso un momento de tranquilidad en ese ir y venir de las tres primeras partituras mucho más frenéticas, en la que el guitarrista tuvo el protagonismo absoluto mostrándonos los motivos por los que se le considera uno de los mejores del momento.

 

El veterano contrabajista Darryll Hall.

 

Llegados a este momento del concierto, Cyrus Chestnut tomó el micrófono y presentó a su compañero de proyecto Malone, que fue aclamado y aplaudido por el respetable, para continuar con el resto del cuarteto. Tras ello presentó los cuatro temas que habían interpretado y anunció la presencia de su invitada especial: La joven cantante Ekep Nkwelle. Con su cabello nítidamente rizado, vestido largo blanco y gafas graduadas, Ekep dejó sonar su amplia voz en la pieza de Burton Lane “Old Devil Moon”, sorprendiéndonos a todos los presentes por su poderío vocal que, personalmente, me recordó mucho a una Ella Fitzgerald en su etapa de los 40 a 50 años. Estoy convencido que esta joven voz del jazz ha bebido en las fuentes de muchas divas anteriores, pero también lo estoy de que Fitzgerald debe ser la principal o una de ellas. ¡Qué delicia de criatura!

 

Ekep Nkwelle fue la invitada especial a este proyecto que lideran Malone y Chestnut.

 

Ekep Nkwelle es de origen camerunés y norteamericana residente en Nueva York. Allí se ha abierto al mundo del jazz apadrinada por Wynton Marsalis, que ya le ha facilitado el actuar con la Lincoln Orquesta y con varios grandes nombres del género. Sólo tiene 25 años y es ya toda una dama del género, como lo demuestra con su amplio registro vocal (ahí está uno de los detalles, por los que me recuerda a Fitzgerald) además de abordar los temas clásicos adaptándolos a su estilo y recursos. Como hizo, con el acompañamiento de la guitarra de Russell Malone, en una creación de Duke Ellington titulada “Come Sunday”, que hizo levantar a todo el auditorio aplaudiéndole.

 

Un momento de “Come Sunday”, con el acompañamiento de Malone a la guitarra.

 

Tras esta primera intervención de la joven cantante, el cuarteto retomó su línea instrumental con otra partitura que nos resituó en el proyecto que lideran Malone y Chestnut: “Born Again”. Y continuaron, solamente el piano y la guitarra de ambos, con “If”, que volvió a levantar al público aplaudiendo el enorme concierto que este cuarteto nos estaba dejando en esta XXVI edición del Jazz San Javier. 

 

Willie Jones III es un finísimo baterista, que ha continuado la saga familiar.

 

Y tras ello, de nuevo Chestnut llamó al escenario a Ekep Nkwelle, para interpretar una pieza swing que, entre otras y regreso a Fitzgerald, interpretó la gran dama del género en los años 50: “I Love Being Here With You” (“Me encanta estar aquí contigo”).

Bueno, bueno. ¡Qué poderío vocal! Se iba de notas bajas a medias, para finalizar la pieza con notas altas como era costumbre, en diversas ocasiones, en Ella Fitzgerald. Hasta los músicos aplaudieron a Ekep Nkwelle, quien dijo que era la primera vez que venía a España a cantar y estaba muy halagada. Pero es que con ese potencial ¿quién era capaz de no agasajarla? Para continuar y culminar un concierto que ya nos tenía en la hora y 20 minutos, el ahora ya quinteto sobre el escenario atacó un clásico que según los testimonios que han ido quedando en el tiempo, proviene de 1901 cuanto ya se escuchaba por cantantes del Delta del Mississippi. La canción -que cuenta la historia de un amante infiel llamado Easy Rider- se ha versionado en infinidad de ocasiones. No las he contado, naturalmente, pero deben de haber miles de versiones de “C.C.Rider” que nos dejó a todos bailando donde podíamos y sedientos de escuchar más, mucho más.

 

Ekep Nkwelle posee su propio estilo, pero ha bebido en las grandes fuentes de las divas del jazz. Y eso, se nota nada más escucharla.

 

El público aplaudía y vitoreaba al quinteto sin descanso. Necesitaban más concierto, más clases de aquel magisterio que impartían Russell Malone, Cyrus Chestnut, Darryl Hall, Willie Jones III y la joven cantante Ekep Nkwelle. Y el público logró su propósito. Los cinco, que casi no habían abandonado el escenario, se situaron de nuevo, Chestnut preguntó si hacían una más y el público, unánimemente, respondió que sí. Y nos regalaron una última pieza, “Moanin”.

Fue un final apoteósico y redondo, que nos dejó a todos henchidos de haber ganado la gloria musical de una noche de verano, con dos conciertos memorables de los que crean afición por el jazz. Primero, con el quinteto del trompetista catalán Joan Mar Sauqué y su invitada especial, la pianista Champian Fulton. Y después, un torbellino de veteranía, buen hacer y simpatía con el proyecto que lideran el guitarrista Russell Malone y el pianista Cyrus Chestnut, a los que acompañaban el contrabajista Darryl Hall y el exquisito baterista y continuador de una saga familiar Willie Jones III. La guinda la puso una joven cantante de 25 años de origen camerunés y afincada en Nueva York, Ekep Nkwelle, que nos puso el bello de punta escuchándola en sus enormes evoluciones. Ello me lleva a la pasada edición, en 2023, cuando también tuvimos la gran fortuna de escuchar y ver en escena a Samara Joy. Ambas, Samara y Ekep, dejan patente que el jazz vocal femenino va a tener una continuidad hacia las grandes divas del género que, sin duda y después de lo que hemos presenciado el año anterior y este 2024, ambas llegarán a ese estrellato y con una calidad asombrosa. Felicidades a ambas y, cómo no, a la programación de Jazz San Javier.

 

                                  ALEGATO FINAL

 

Y hasta aquí hemos llegado en nuestras crónicas. Sabemos que aún quedaban conciertos; concretamente, seis. Pero no los veremos y, por tanto, tampoco habrá crónicas de estos por nuestra parte.

Cuando los ambientes de trabajo se tornan hostiles, lo mejor que se puede hacer es marcharse, abandonar esas hostilidades para no crear más tensiones y, al tiempo, cuidar la salud de quienes hemos venido dándoles cuenta de las diferentes ediciones de este festival, al menos el que suscribe, desde 1998. Goio se sumó unos años más tarde, pero también ha creado 17 años de los 26 que ha cumplido ahora esta cita de San Javier.

Sentimos mucha pena, porque ahí hemos pasado todos esos veranos, hemos hecho muy buenos amigos, casi familia y también hemos ganado en riqueza espiritual y musical. Nuestro trabajo está escrito y plasmado gráficamente. Si aporta en positivo al festival, nos alegramos de ser un grano de arena más. Por todo ello, GRACIAS.

De momento, no hay intención alguna de regresar. No, al menos, mientras las personas que han creado esas hostilidades, ese mal ambiente para poder trabajar a gusto y sin que nos señalen aspectos que no tienen cabida por incomprensibles e inoperantes para los que suscribimos estas líneas continúen ahí.  Pero los nuevos tiempos en este festival tienen sus reglas y, como hemos hecho en efecto, no nos gustan para continuar y nos marchamos.

Nos han enviado el mensaje de que no nos niegan el derecho a informar (faltaría más). Habría que dar la cara y no enviar mensajes. Pero, insistiremos en ello, no nos gusta el ambiente reinante ni se puede trabajar a gusto en él; al menos, repito, nosotros. Tal vez, cuando pasen unos años y cambien las personas y las circunstancias, igual nos pensamos el regreso. Mientras tanto, ni nos lo planteamos.

Por último, Goio y yo mismo, queremos darles las gracias enormes por la atención que han venido prestando a nuestras crónicas gráficas y escritas, tanto en elDiario.es, edición de Murcia, como en este blog de MUSICGRAFÍAS. Muchísimas gracias por la acogida y ánimos dados.

Nos encontraremos en otros festivales, conciertos y eventos. Seguro. Mientras tanto, ya saben: No pierdan el hilo.