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miércoles, 19 de julio de 2023

STEVE TURRE DESCRIBE LAS GENERACIONES DEL JAZZ EN SAN JAVIER

 El sábado noche era el momento del blues, con el que nos atraparon Buddy Whittington y Santiago Campillo

                                     Andrés Garrido / Goio Villanueva

 El XXV Jazz San Javier nos ofreció el pasado sábado 16 de julio -y pasado ya el ecuador de la presente edición-, una de las jornadas más divertidas que hemos vivido en lo que llevamos de festival. Naturalmente, esa diversión no le resta calidad. El trombonista Steve Turre y su sexteto ha visitado este festival precedido (justamente) de una expectación para quienes no lo conocían. La expectación se debe al dominio que posee sobre las caracolas marinas, de las que lleva décadas extrayéndole sonidos divertidos, extraños y, en ocasiones, parece que casi imposibles. Pero lo hace y, además, con una maestría digna de admiración. Su concierto para esta ocasión estuvo basado en su álbum “Generations” publicado en 2022, pero no sólo en él. La segunda parte de la noche cambió totalmente las tornas. El blues se abrió paso inexorablemente, a través de dos auténticos “fieras” del género: El tejano Buddy Whittington y el murciano Santiago Campillo. Con una banda potente, ambos hicieron diabluras entre un auditorio que parecía ávido de recibir una buena dosis de esta música. Les contamos lo sucedido.

                      Steve Turre con su trombón al comienzo de su concierto

Steve Turre es uno de los más reconocidos trombonistas con vida del jazz, aunque no solamente en esta música. Turre -cuya procedencia latina (nació en La Paz, Bolivia) no ha olvidado- estuvo coqueteando con el violín, pero al final, con 10 años, se decidió por el trombón y con él, este músico nacionalizado norteamericano ha logrado sus más destacados éxitos en la música de jazz. Es curioso, que sus primeras andanzas profesionales fueran con el grupo de los hermanos Escobedo (Coke y Pete fueron, en diferentes momentos, percusionistas de Santana). Sería en 1972 cuando Ray Charles lo contrata para su orquesta y un año después llega a los Messengers de Art Blakey. Desde ese instante, Steve Turre trabajaría con parte del elenco del jazz hasta 1975; año en el que conoce a Roland Kirk que es el responsable de “envenenarlo” con las conchas marinas. Tras presentar a la banda, lo hizo con la composición que abría este concierto: “Planting The Ceed”.

 

                               James Carter interpretando uno de sus solos

Tras estos breves apuntes que nos sitúan la trayectoria del trombonista, Turre dejó sonar “Dinner With Duke”, también de su álbum “Generations” como la mayoría de los que conformaron su actuación. Una pieza que según explicó, la compuso en recuerdo al gran Duke Ellington y que posee esos añejos ambientes del jazz de los 40, con un ritmo entre balada y blues lento que la hacía irresistible.

 

          La cara de disfrute de Orion Turre indica lo que transmitieron al auditorio


La banda que acompañó a Steve Turre a Jazz San Javier estaba repleta de jóvenes y talentosos músicos (hoy no es de extrañar que tengan esos niveles tan jóvenes). Ellos eran Dishan Harper, contrabajo; Davis Whifield, piano, Wallace Roney Jr., trompeta (siguiendo la estela del padre, fallecido aún joven en 2020) y el saxofonista James Carter que mostró sus inspirados momentos en todo el concierto. Tras esa balada, Steve Turre anunció otra de las piezas de “Generations” titulada “Blue Smoke”. Inconfundible blues con el que moverse sin remedio (habría que ser muy insensible para no hacerlo) y en el que Carter tuvo su primera intervención, en un solo inspirador que fue muy aplaudido (tenía una buena legión de seguidores entre el público). Pero, además, todos tuvieron su momento de gloria.

             La elegancia y profesionalidad del joven contrabajista Dishan Harper

Un detalle que me gustó de este concierto fue que Steve Turre presentaba cada pieza antes de interpretarla, como fue el caso de “Flower Power”, en la que Davis Whifield desarrollaba unos fraseos sugerentes (que por momentos se parecían a un salterio, cuando percutía en las notas más agudas) y en la que el trío de vientos nos dibujaba, musicalmente, ese “Poder de las Flores” en cuyo desarrollo aparecieron los primeros toques de caracola, de la que Turre trajo una amplia selección.
Y se acercaba el final. Steve Turre anunció “Black Foot” que inició su hijo Orion en la batería, con una introducción de minuto y medio que daba paso al desarrollo de la pieza de corte inequívocamente bop, con fraseos endiablados de James Carter a los que contestaba Steve con su trombón y Roney Jr. con su trompeta en un duelo precioso de los tres instrumentos de viento, mientras Harper y Turre Jr. mantenían la base rítmica con el piano de Whifield como punto de unión. Bueno, aquello fue apoteósico y levantó al personal de sus asientos que se mostraban absolutamente entusiasmados.

 

                  Una de las varias caracolas que Steve Turre tocó esa noche

El final había llegado y Steve anunció en conocido “All Blues”, que inició con una de sus caracolas tocándola en el interior del piano (buscando una mayor resonancia natural) que nos atrapó a todos los presentes. Tras esa breve introducción, el resto del sexteto se enganchó a la melodía de esta pieza de Miles Davis. Hubo solos para Carter, Roney Jr., dúo de caracolas de Turre… En definitiva, una clásico del jazz para disfrutar en una formación como la que trajo Steve que tocó, para el final de la pieza, una enorme caracola absolutamente decorada por su parte exterior. Aquello fue el colmo del disfrute en el auditorio y por todos los asistentes. Puestos en pie, los aficionados vitoreaban y rendían su reconocimiento al sexteto del trombonista Steve Turre. La demanda de una más era tan insistente, que tuvieron que regresar al escenario del auditorio Parque Almansa para regalarnos una vieja canción que los que tenemos más edad hemos escuchado en versiones muy variadas como hicieron en su momento The Platters: “Smoke Gets In Your Eyes”. Escrita para un musical en 1933, esta popularísima canción o melodía fue incluida en la película “Roberta”, donde bailaban la pareja Astaire-Rogers, pero ha sido muy versionada como lo hizo el sexteto de Steve Turre. Con ella, ahora sí, se despedían de Jazz San Javier en una participación que ha sido, insisto, de las más divertidas y serias en cuanto a calidad interpretativa, de todo lo que llevamos transcurrido de esta XXV edición.

                De izquierda a derecha, Davis Whifield y Wallace Roney Jr.

 La noche, a esas alturas, prometía y mucho; además era noche de sábado con lo que, por lo general, muchos no madrugaban por obligación y habían horas de sobra para continuar con la música. Y si se trataba de blues con una pareja como Buddy Whittington y Santiago Campillo, la diversión y el espectáculo estaba asegurado como así fue. Era La tercera ocasión en la que este dúo visitaban Jazz San Javier y tratándose de esta música y de que Santiago es murciano, la organización del festival no dudó en contar con su concurso para este cuarto de siglo. Además de ambos guitarristas, la banda que los acompaña estaba conformada por la bajista Oneida James (que tiene un muy notorio historial como acompañante de primeros nombres de la música); los también murcianos Iñigo Uribe, en piano y órgano Hammond, y José Ciudad, de Caravaca, en la batería. A última hora, el dúo invitó al armonicista Ñaco Goñi que añadió un toque más auténtico a las dos piezas en las que participó.

               El guitarrista, compositor y cantante murciano Santiago Campillo

El largo concierto de ambos se iniciaba con un clásico (no podía ser menos) titulado “Cadillac Blues”, que rápidamente puso el auditorio a hervir. Sin respirar, la banda soltó “Key To The Highway”, para ir elevando poco a poco la temperatura ambiental a pesar de la alta meteorología de la noche. Dos temas que cantaron en español, primero, Santiago Campillo y en inglés, después, Buddy Whittington. Continuaron con “No me creo ná”, una creación del propio Campillo y continuar con la primera de las dos piezas que interpretó la bajista Oneida James: Una versión de “Superstition”. Los aficionados estaban absolutamente imbuidos de la música y espectáculo que habían desparramado por todo el auditorio y el propio Parque Almansa la banda que lideran Whittingto y Campillo, quienes todavía repartían mandobles musicales como “The Put On Song”.

          Buddy Whittington ha formado parte de The Bluesbreakers, de John Mayall

Llegados a este punto, Santiago Campillo se dirigió al público para dar las gracias por la asistencia y presentar un tema de Elmore James (falleció a los 45 años) que han traducido como “El Cielo Llora” (“The _Sky Is Crying”). Después, Whittington presentó y cantó “Sure Got Cold After The Rain”, que puso un momento de calma a una actuación que mantuvo siempre una línea tensada en el ritmo.

             Iñigo Uribe procede también de Barrio de Vistabella, como Campillo

A su término, Santiago Campillo presentó a la sorpresa de última hora: El armonicista Ñaco Goñi. Sin duda terminó por colocar el último colorido que faltaba, tal vez, a esta demostración blusera por excelencia. Con Goñi interpretaron “Rodando y Cayendo” (el clásico “Rolling & Tumbling”) y “Runnin Blue”, con los que mantuvieron esa tensión rítmica de todo el concierto.

              Ñaco Goñi, la sorpresa de última hora en este concierto

             La bajista Oneida James ha tocado con muchos nombres como Joe Cocker

De nuevo, un respiro con otro blues lento que anunció Buddy Whittington titulado “I Nedd Your Love So Bad” al que siguió otro clásico que hemos escuchado, entre otros, al recordado B.B. King: “La Magia Desapareció” (“The Thrill Is Gone”). Desde luego, nadie de los presentes podía decir que el concierto estaba falto de blues y, por qué no, algo de rock como comprobaremos después. Todos andábamos muy acalorados (por la temperatura reinante en las noches de San Javier) y por la musical, pero no había espacio para el abatimiento. Y los músicos tenían el control absoluto de lo que el auditorio demandaba, así es que nueva tanda de temas clásicos que disparó el tejano Whittington como “When Your Lips Start Moving”, otra cantada por Oneida James titulada “If You Want Me To Stay”, más clásicos como “Woman Across The River” o “Slow Rollin’ Train” que nos hicieron puré. Por si no había quedado cristalino, Santiago Campillo inició los riffs de “The Sunshine Of Your Love”, del recordado trío Cream, y que él ha traducido y titulado “El Cielo de Tu Amor”. Una extensa versión para dar cabida a los momentos de gloria de toda la banda, con la que finalizaron su actuación oficial.

            José Ciudad es otro murciano de Caravaca de la Cruz que forma esta banda

Sin abandonar el escenario –Whittington actuó sentado todo el concierto-, Santiago Campillo preguntó “¿No nos vamos todavía?” y el público respondió con un contundente “Noooo” (desconozco de dónde sacaban tanta energía, ufff). “Pues nada, subrayó Campillo, no nos vamos”. Dos pelotazos musicales más, para acabar bien la fiesta. Primero “Ramblin’ Man” y después (no querías caldo) un exitazo de un rockero llamado Moris, argentino, que con él triunfó en España: “Sábado en la Noche”. Fue definitivo.
En suma, una noche divertida en la que Steve Turre describió las generaciones del jazz, a través de su disco “Generations” con demostración de cómo sacar sonidos a sus caracolas marinas. Y después, todos quedamos atrapados por la magia y fuerza del blues, que desplegaron por el auditorio el grupo que lideran el tejano Buddy Whittinghton y el murciano del barrio de Vistabella, Santiago Campillo. Estamos ya en la recta final de esta XXV edición de Jazz San Javier, pero aún nos quedan varias noches de vivir ésta y otras músicas colaterales con intensidad. Así que, por favor, no vayan a perder el hilo.

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