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domingo, 7 de julio de 2024

SAN JAVIER HOMENAJEA A BEBO VALDÉS DESPUÉS SE MARCA UNA DE SOUL BRUTAL.

 

Roberto Carlos Valdés “Cucurucho” ofreció un excelente homenaje a su abuelo Bebo. Luego, el regreso de Steffen Morrison provocó un estallido de “soul” en el auditorio, que puso a bailar hasta los que disfrutaban de una leve brisa en el propio Parque Almansa.

Andrés Garrido / Goio Villanueva

 

La cuarta jornada del XXVI Jazz San Javier ha repetido sus fórmula de contrastar dos estilos diferentes, pero siempre con un punto de unión a esta música. La primera parte fue un Homenaje al recordado Bebo Valdés (que nos visitó en 2002 junto a Diego “El Cigala”) y que no sólo por esta actuación, sino por lo que ha sido toda su vida musical fue músico y persona muy querida entre los aficionados españoles. Para acometer este reconocimiento, la organización pensó en contar con uno de sus nietos, Roberto Carlos Valdés “Cucurucho” e invitar a la cantante Alana Sinkey para la parte final del concierto. En el segundo concierto programado para ese viernes, 5 de julio, se nos anunciaba el regreso de Steffen Morrison con su nuevo trabajo en disco titulado “Legacy”. Morrison dejó un recuerdo que perdura en el tiempo y su nueva visita despertó mucha expectación, como se pudo comprobar en un auditorio con un poco más de tres cuartos de entrada. Los aficionados asistentes y los que andaban por el Parque Almansa disfrutando de una leve brisa quedaron, ambos, absolutamente obnubilados por la explosión que provocó el “soul” de Morrison. Les contamos.

 

Roberto Carlos Valdés “Cucurucho” homenajeando a su abuelo Bebo Valdés.

 

En la V edición de Jazz San Javier, se programó un Homenaje a Tito Puente del que participó el recordado pianista cubano Bebo Valdés; uno de los iconos de la música de ese país del Caribe, que vino ante la insistencia del saxofonista Paquito D’Rivera quien también participó en aquella ocasión, junto a Giovanni Hidalgo, el también recordado Dave Valentine, Diego "El Cigala" (ese día nació la idea del espectáculo “Lágrimas Negras”, que acometerían al año siguiente “El Cigala” y Bebo Valdés) y el también pianista gaditano Chano Domínguez. Ni que decir tiene que aquel concierto ha sido uno de los que han perdurado en la memoria colectiva de todos los aficionados habituales de Jazz San Javier.

Pues en esa línea, la organización del festival decidió programar un Homenaje a Bebo Valdés en esta su XXVI edición. Para ello, se pusieron en contacto con su nieto Roberto Carlos Valdés “Cucurucho”, además de completar un trío con el Maestro español del contrabajo, Javier Colina, y la sabiduría percusiva de Moisés Porro. El trío haría una primera parte de este homenaje un poco más extensa, para finalizar el concierto con la participación de la cantante Alana Sinkey, que ya ha visitado San Javier en otras ocasiones y siempre, dejando un recuerdo imborrable en el público. Dicho y hecho. Poco después de las 21:30 horas del pasado viernes, 5 de julio, hacían su aparición el trío de músicos en el escenario del auditorio que fueron recibidos con un grandioso aplauso y de inmediato, “Cucurucho” dejó sonar las primeras notas del “Tumbao Pa’ Bebo”, que levantó de inmediato la alegría de los asistentes. Una pieza que comienza con un fraseo romántico del piano y que describe, según Roberto Carlos, lo que para él y el público fue su abuelo Bebo Valdés. Casi cinco minutos en los que Roberto Carlos dejó escapar sus sentimientos sobre las teclas del piano, hasta que el contrabajo de Javier Colina y la percusión de Moisés Porro se unieron a este primer tema de la noche.

Tras ello, el público premió la evolución del trío y fue Javier Colina quien dio las buenas noches en nombre del trío, para continuar dando las gracias por asistir “a este homenaje que estamos haciendo a Bebo Valdés; un hombre que gustaba mucho de San Javier, sus arroces y sus pastelicos de carne”. El aplauso colectivo fue grande para el recuerdo de este excelente músico y mejor persona, como recordaría más adelante Colina, quien solicitó un aplauso para su nieto Roberto Carlos al tiempo que recordaba que tanto Moisés Porro como él mismo trabajaron mucho con Bebo. El repertorio preparado es una parte, explico el contrabajista navarro, de las piezas que solían tocas con Bebo Valdés expresando su esperanza en que al auditorio le gustara. 

 

El contrabajista navarro Javier Colina, en un momento del concierto homenaje a Bebo Valdés.

 

El homenaje continuaba con otra introducción de piano a cargo de “Cucurucho” Valdés, para unirse el contrabajo y la percusión en una pieza titulada “Danzas de Cervantes”. Al finalizar, Roberto Carlos se dirigía al respetable dando las buenas noches e indicando que era un honor y un nerviosismo tremendo ya que era su primera ocasión de actuar en el escenario de Jazz San Javier. Pidió un fuerte aplauso para Javier Colina y Moisés Porro que además de haber defendido la obra musical de Bebo Valdés, para él ha sido uno de los músicos más destacados de Cuba a nivel internacional y, lo más importante destacó, sobre todo abuelo.

El concierto continuó con “Guajira”, en la que el trío desarrolló parte de su experto conocimiento musical e interpretativo. Les haré notar que Roberto Carlos “Cucurucho” Valdés ha heredado ese toque pianístico de su abuelo y de los pianistas cubanos de la vieja escuela, como ocurría días antes con Roberto Fonseca. Tras los aplausos, “Tú Mi Delirio”; una pieza para piano, en la que Roberto Carlos dejó constancia de su excelente preparación como pianista de esa vieja escuela cubana que el público premió con una larga ovación. Llegó el momento del tema titulado “Tres Lindas Cubanas” (de nuevo introducción del piano solo) en la que hubo espacios amplios para el contrabajo de Colina y la percusión de Moisés Porro, como para el acompañamiento de las palmas del público animados por este danzón. Por cierto, Porro utiliza una percusión minimalista que ratifica aquella manida frase de “menos es más”. Sabe adornar a la perfección cada pasaje de una pieza, con una maestría poco habitual. Chapeau para los tres.

 

El percusionista Moisés Porro creando desde menos, más ritmo.

 

Roberto Carlos manifestó que deseaba que cantaran con ellos, pero que lo del compás con las palmas se agradece, destacó. “Son ustedes un público increíble. Gracias”. Explicó la pieza que habían interpretado que es, subrayó, de las más antiguas que se compusieron en Cuba por Antonio María Romeu que era muy querido por Bebo Valdés. Y pasó el testigo al maestro Javier Colina, al que indicó: “Haz lo que tú quieras”. Y lo hizo, con la introducción de su contrabajo del tema “Obsesión”, el bolero que compusiera el portorriqueño Pedro Flores y que se convirtió en uno de los clásicos. Durante su desarrollo, Moisés Porro tuvo su momento de gloria que fue reconocido por el público del auditorio Parque Almansa. Tras ese reconocimiento, las notas de “Contradanza”; una composición de Paquito D’Rivera para clarinete y piano, que el trío adaptó con un resultado abrumador.

 

La cantante de Guinea Bissau, afincada en Madrid, Alana Sinkey.

 

Roberto Carlos declaró que había una bonita energía entre público y músicos que ellos, los músicos, notaban en el escenario por lo que su aplauso era para todo el auditorio. Y anunció una segunda parte de este homenaje a Bebo Valdés con una de las mejores voces, para su opinión, que ha escuchado en estos tiempos. Se trataba de Alana Sinkey, que ya ha visitado Jazz San Javier con el grupo Patax y son un proyecto que ella lideraba en 2021. La primera canción, junto al piano de “Cucurucho” Valdés fue el bolero “Vete de Mí”, que han cantado voces como Olga Guillot, Antonio Machín o Caetano Veloso entre otras muchas. Alan Sinkey supo estar a la altura y el público la premió con un gran aplauso.

En formación ya de cuarteto, adaptaron uno de los éxitos de Vinicius de Moraes y Antonio Carlos Jobim titulada “Eu Sei Que Vou Te Amar” (“Sé que te amaré”), que resultó muy original y con final scat, que volvió a entusiasmar a los asistentes. La noche nos había dejado dazón, boleros y en ese momento del concierto, un tango. Uno de los más señeros y que en esta XXVI edición de Jazz San Javier, se repetía. Nos referimos a “Garganta con Arena”, que ya escuchamos la noche de Anna Luna, pero ahora en versión de bolero adaptada por el trío de “Cucurucho” Valdés para Alana Sinkey, nos dejó retazos vocales flamencos durante su interpretación que no disgustaron al público. 

 

El trío del homenaje a Bebo Valdés, con su invitada Alana Sinkey.

 

El concierto finalizaba con otro tango adaptado a este homenaje, “Niebla de Riachuelos”, que inmortalizó el desamor en Buenos Aires al que Alana Sinkey dió un aire más suave para una letra que describe duramente esa parte de la ciudad bonaerense. El público, puesto en pie, aplaudió durante unos minutos a este cuarteto final que rindieron un escogido homenaje a Bebo Valdés, uno de los más destacados e importantes músicos de Cuba cuya música y magisterio recorrieron buena parte del mundo.

 

El cantante Steffen Morrison hizo saltar a todo el auditorio con su música.

 

La segunda parte de esta doble sesión de la cuarta jornada nos introduciría rápidamente, en un mundo muy diferente al que acabábamos de presenciar. Y lo hizo a través del ritmo trepidante que marca el “soul”; una especialidad de la música negra norteamericana que durante la década de los 60 y parte de los 70 del pasado siglo XX tuvo un éxito arrollador, a través de voces como Aretha Franklin, Otis Redding o James Brown al que, además, se le atribuye la corriente “funky”. Esa explosión de fuerza musical llegaba, por segunda vez tras su paso en 2023, con Steffen Morrison y su grupo que dejaron sobre el escenario un derroche interpretativo, alegre y magnético.

La entrada para iniciar su espectáculo fue como lo hacía la banda de James Brown, Steffen dando las buenas noches en español y arrancando las primeras notas de “Lean On In”, el tema que cierra su disco “Legacy” por el que regresaba a Jazz San Javier. De inmediato, el personal ya deseaba saltar al foso para bailar y estar cerca de Morrison y su banda. Unos músicos que venían dispuestos a no defraudar a nadie y que estaba formada por Alvin Lewis, guitarra y coros; Raoel Foe Aman, bajo; Jeremiah Owusu, batería; Samuel Frank, teclados; Franklin Breeveld, saxo y Joe Rivera, trompeta. Una banda potente y compacta que arropaban a la perfección las evoluciones de Steffen Morrison.

 

El baterista Jeremiah Owusu mantuvo el tempo del grupo.

 

Sin mediar palabra tras los primeros aplausos, Morrison y su banda atacaron “Self Made Man” (parecía como si dejaran escuchar el disco de final a principio), para que el personal fuera calentando bien sus motores rítmicos. Tras insistir en “¿Estáis preparados para esta noche?”, sin haber finalizado la canción, la unieron a otro trallazo de su álbum de 2018 (“Movin’ On”) titulado “Takin' Me Higher”. Aquello iba cobrando grados y el calor musical y humano lograba ponerse al rojo.

 

La sección de vientos, Joe Rivera, trompeta y Franklin Breeveld, saxo.

 

Steffen Morrison y su grupo regresaron a tomar canciones de su “Legacy”, para interpretar “Deal With The Devil”, “Temptation” o “Respect Yourself” que fusionó, con las que el auditorio disfrutaba sin tapujos. Morrison posee una voz con mucho gancho y por momentos, en muchas de las canciones que nos dejó a lo largo de este concierto, me recordaba la voz de Tom Jones (en fragmentos de esas canciones) que nos visitará casi a finales de mes en la Plaza de Toros de Murcia. 

 

Aspecto del foso del auditorio, ya entrado el concierto de Steffen Morrison.

 

El cantante afincado en Holanda reiteró las gracias al público por asistir al concierto y era deseo de todo el grupo hacerles pasar una noche espectacular, como así resultó. Para bajar un poco el ritmo y tomar un poco de aire, Morrison recuperó otra canción de su álbum de 2018 titulada “Little Bit Longer”. Y después de recobrar un poco el aliento (todos), de nuevo al medio ritmo con el tema que dio título a su disco de 2020: “Soul Revolution”. Continuó con un primer ensayo con el público, para que hicieran una frase de una canción que interpretó en directo en la Emisora de Radio holandesa 538. El tema era “Stuck On The Moon” y la participación de los coros no estuvo mal.

 

El bajista Raoel Foe Aman

 

Después fue su guitarrista, Alvin Lewis, el que animó a los asistentes preguntándoles si deseaban continuar escuchando a Steffen Morrison, a lo que contestaron positivamente. Menuda fiestorra se había formado y el personal no estaba porque aquello finalizara ya. Así es que la banda siguió lanzando minas musicales, que animaban aún más el espacio del auditorio. Sonó a ritmo de funky, la presentación de los músicos para continuar con un midley o popurrí de viejos temas del soul, que encabezaba “Movin’ On”, que daba título a su disco de 2018, continuó con uno de los primeros éxitos de Stevie Wonder, “Sunny”, luego otro de Otis Redding, “Hard To Handle”, “Soul Man” del dúo Sam & Dave, de vuelta a Otis Redding con “Shake” (bombazo musical de 1964), “Good Music” y finalizar, tras indicar que habían recordado algunas viejas canciones del pasado, con otra pieza de su álbum Movin’ On titulada “Talkin Me Higher”.

El público quería más y Steffen y su grupo tuvieron que regresar al escenario, para regalar un bis del mismo álbum. El tema se llama “Do It All Again” y con él, ahora sí, finalizaba el concierto de esta segunda visita de Steffen Morrison a Jazz San Javier. Caras de enorme satisfacción y cuerpos que denotaban el abatimiento, tras haberse movido sin descanso durante una hora y media. Eso, a ciertas edades, rejuvenece pero también te deja hecho un trapo repleto de agujetas.

En resumen, noche de nuevos contrastes musicales en el XXVI Jazz San Javier, con una primera parte en la que se homenajeó al recordado Bebo Valdés, con su nieto Roberto Carlos “Cucurucho” Valdés, Javier Colina en el contrabajo y la percusión de Moisés Porro. La cantante Alana Sinkey participó en la recta final del concierto impregnándolo de su calidad vocal. En la segunda parte, el soul del holandés Steffen Morrison que ofreció un concierto repleto de ritmo y buen soul, en el que se dejaba notar las muchas influencias de sus predecesores de los años 60 del pasado siglo XX.

La próxima cita será con una de las voces norteamericanas más demandas en estos tiempos: Gregory Porter. Se lo contaremos, cómo no.

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