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jueves, 13 de julio de 2023

CLÁSICOS Y DAMAS EN JAZZ SAN JAVIER

 El armonicista Antonio Serrano presentó su proyecto “Clásical” levantando al público de sus asientos ante su magisterio. Después, la Dama del Jazz actual, Dianne Reeves, culminó la noche con un concierto abrumador y repleto de amor por esta música

                                      Andrés Garrido/Goio Villanueva

 Otra noche para el recuerdo y de contrastes musicales en esta XXV edición de Jazz San Javier. Una primera parte que estuvo dedicada a la visión que de algunas piezas de los denominados “clásicos” como Beethoven, Bach o Chopin tiene el armonicista español Antonio Serrano, en un proyecto que ha denominado “Clásical” y que pasa por el filtro del jazz en ese intento, indicó, de traerlo a ese terreno. Hora y cuarto después, el decorado cambió (aunque bien visto, no tanto) para dejar paso a la voz de una mujer que ha logrado varios premios Grammy, un reconocimiento internacional y nombrada Maestra del Jazz Vocal. En esta su nueva visita a Jazz San Javier, Dianna Reeves dejó una muestra inequívoca de su magisterio y apadrinó a una cantante coreana -no anunciada ni prevista por la organización- llamada Song Yi Yang, a quien invitó a interpretar con ella una versión de una pieza de Pat Methenny y en solitario, otra de Egberto Gismonti. Noche muy completa y calurosa, cuyos detalles les contamos.

El armonicista español Antonio Serrano presentando su proyecto “Clásical


Los proyectos en los que Antonio Serrano ha participado a lo largo de estos 25 años de Jazz San Javier son numerosos y variados. Por esa razón -la de ser uno de los músicos más asiduos de esta cita musical-, en este cuarto de siglo del festival no podía faltar para que celebrara junto al público fiel estos 25 años de encuentros. Para la ocasión, el músico madrileño ha reunido a una serie de buenos amigos con los que aborda su nuevo proyecto denominado “Clásical” y que como él mismo explicó tras interpretar el " Preludio” de la Primera Suite para Cello de Johann Sebastian Bach, “intentamos traer estos clásicos a nuestro terreno del jazz”. Previamente había manifestado que siempre es muy satisfactorio visitar Jazz San Javier ya que es, matizó, “un festival que siempre nos ha tratado muy bien”. Y presentó, de los hermanos Gershwin, “Rhapsodie Blues”. Una versión de este clásico de la música norteamericana, que convirtieron en un blues alegre cuya melodía y cadencia te invitaba a viajar. ¡Qué bien sonaba!

 El pianista valenciano Albert Sanz con el que mantuvo algunas conversaciones

El público se levantó de sus asientos para aplaudir al cuarteto que lidera Antonio Serrano y que está conformado por el pianista Albert Sanz; el contrabajista Toño Miguel y el baterista Esteve Pi, habitual acompañante de Ignasi Terraza. Un cuarteto de excelentes músicos españoles de primer nivel, que continuaron con la célebre “Serenade” de Schubert de la que, obviamente, se convirtió en una balada a través de la cual, Serrano reiteró el dominio que posee de la armónica diatónica que le ha colocado entre los tres mejores de Europa y, casi me atrevería a decir, de los mejores del mundo en estos momentos

  

   Toño Miguel y su contrabajo. Otro habitual de Jazz San Javier   

 En estos momentos del concierto fue muy apropiado este número “Cascanueces”, de Tchaikovsky, que Serrano y sus compañeros de escenario transformaron en un irresistible “swing” para, como no, bailar y divertirnos. Para que se hagan una idea -y salvando las distancias del número de músicos- supongan que están escuchando un número rápido de la orquesta de Count Basie. Pues en ese terreno estaba el cuarteto que lidera Antonio Serrano. Aquí se dio uno de esos diálogos musicales Sanz-Serrano que hacían crecer el dinamismo de la sección rítmica de Miguel y Pi. Delicioso.

 

 Esteve Pi en la batería y habitual acompañante de Ignasi Terraza

 ¡Qué bien lo estábamos pasando y disfrutando todo el auditorio! Probablemente, muchos de los asistentes no podían imaginar lo divertida que es la música que crearon en su momento Beethoven, Bach, Schubert y muchos otros, en arreglos para la música de jazz. O sí. No es la primera ocasión que este tipo de experiencias se llevan a cabo. En los años 60 y 70, sobre todo, el pianista francés Jacques Loussier y su trío ya arreglaron buena parte de la obra de Bach, Haendel, Mozart, etc.
Ahora tocaba un bolero y nada mejor que seleccionar el “Bolero” de Maurice Ravel, que comenzó Albert Sanz en el piano y continuó Serrano ambos con un pequeño engaño que parecía iban a introducir el conocido “Perfidia”, de Alberto Domínguez, pero no fue así. Fue la melodía del francés Ravel, que escribió en 1928 para un ballet dedicado a Ida Rubinstein e inspirado en la danza española con esa denominación: Bolero. Resultó una auténtica recreación y como dijo el armonicista en plan broma, “por fin suena a bolero”.
Tras esta muestra, el cuarteto abordó el “Estudio”, de Chopin, que enlazaron con el “Himno a la Alegría” de Beethoven, provocando levantar aún más el entusiasmo de un público que disfrutaba a tope. Con un ritmo parecido a “Cuando los Santos van marchando”, Antonio Serrano, Albert Sanz, Toño Miguel y Esteve Pi se fueron despidiendo del auditorio y si esta pieza la hubieran tocado por las calles de Nueva Orleans, les aseguro que no hubiera desentonado en absoluto.
Naturalmente, los aficionados presentes demandaron una más y el cuarteto concedió. Lo hicieron con otra pieza de un clásico, al que Antonio Serrano presentó con esta
frase: “Con vuestro permiso, no hay nada más flamenco que Juan Sebastián Bach”. Bueno, aplausos y respuesta graciosa de los asistentes antes de que las primeras notas de “Air Bach” sonaran en el auditorio Parque Almansa. Tal vez sea la pieza más conocida incluso, que la propia Suite nº 3 de Bach de la que este “Aria” en Sol es su segundo movimiento. Que buen regusto dejó el cuarteto que lidera Antonio Serrano en los espectadores y un recuerdo, creo, que imborrable en esta XXV edición de Jazz San Javier. Gracias, cuarteto, por vuestra musicalidad, generosidad y “savoir-faire”.

De izquierda a derecha Albert Sanz, Antonio Serrano, Toño Miguel y Esteve Pi.

 La segunda parte de esta jornada tendría otro color, otra línea argumental. Nos visitaba ya por cuarta ocasión, una auténtica Dama del Jazz aunque los norteamericanos la han designado “Maestra del Jazz”, que es el más alto honor que un músico del género puede recibir en Estados Unidos. Y ciertamente, Dianne Reeves tiene un largo recorrido en esta música y es continuadora de líneas argumentales vocales, que otras cantantes ya desaparecidas hicieron en vida. Con 66 años a sus espaldas, Reeves es un icono a seguir por las nuevas cantantes que van apareciendo. Con un cuarteto conformado por sus incondicionales Romero Lubambo, en la guitarra; Terreon Gully, en la batería; Reuben Rogers, en el contrabajo y bajo eléctrico y el pianista John Beasley, la voz de Dianne estuvo absolutamente arropada en toda su actuación. 

 

                     Dianne Reeves en el escenario del XXV Jazz San Javier  

 El concierto se iniciaba por parte del cuarteto de músicos que acompañan a la cantante, con una pieza creada por el trompetista Freddie Hubbard titulada “Povo”, que abría su álbum de 1973 “Sky dive” llevado a cabo por el célebre productor y dueño del sello CTI, Creed Taylor. Por cierto, quien visitó Jazz San Javier con parte de sus estrellas de la CTI en 2009 en su XII edición. Primeros aplausos para esta banda y de inmediato, los primeros acordes de “Dreams” y recibimiento de lujo a esta gran voz llamada Dianne Reeves. Un largo tema en el que ya la cantante demandó la colaboración del público en los coros.

La formación al completo con Dianne Reeves descalza sobre una alfombra 

Tras dar las gracias al respetable, Rogers tomó su contrabajo e introdujo la pieza “I'm All Smiles”, en cuya introducción con el grupo Reeves utilizó las primeras notas de sca para continuar con la letra de esta creación de Herbert Martin y Michael Leonard que describe un amor casi ideal con el que reír, ser feliz y soñar. Luego seguirían “Peace”, de Horace Silver, de la que tan sólo cantó dos de las cuatro estrofas; continuó con “Tango” tirando de nuevo de sca con aires latinos. Y tras ello, una pieza de Gershwin titulada “Someone To Watch”, (“Alguien que me cuide”), de la que, de nuevo también, tan sólo cantó unas estrofas que vienen a relatar que “Hay alguien a quien anhelo ver, espero que resulte ser alguien que me cuide. Soy un corderito que se pierde en un bosque. Sé que siempre podría ser bueno, para uno que me cuidará. Aunque puede que no sea el hombre que algunas chicas piensan para mi corazón. ¿No le dirás por favor que ponga algo de velocidad? Sigue mi ejemplo, oh, cómo necesito alguien que me cuide. Alguien que me cuide”. George Gershwin compuso una melodía preciosa para un poema que busca esa persona que todos anhelamos. 

 

                   El gran guitarrista de origen brasileño Romero Lubambo 

 Llegados a este momento de su actuación, Dianne Reeves nos presentó a una joven y maravillosa voz procedente de Corea. Ella era Shong Yi Yang, que apareció en el escenario con su vestido negro y pies descalzos (para no desentonar con su madrina) y juntas abordaron una buena versión de “Minuano”, uno de los éxitos señeros del gran guitarrista Pat Metheny que hizo las delicias del auditorio y donde tanto Reeves como su pupila Shong Yi Yang estuvieron a gran nivel. Luego, Reeves dejó a esta cantante con Romero Lubambo para interpretar ambos una pieza brasileña de Egberto Gismonti titulada “Lôro”, en la que la voz de la cantante coreana desarrollaba la parte principal del piano ya que es un tema instrumental. La acogida del público no podía ser otra que la larga y cálida ovación que brindó a la patrocinada de Reeves, Shong Yi Yang

 

 
La joven cantante coreana Shong Yi Yang     
             

De vuelta al escenario de Reeves, Romero Lubambo comenzó a tocar las notas de “Nothing Will Be At Is Was”, (“Nada será como antes”), compuesta por el gran Milton Nascimento y que se ha versionado muchísimo, como fue el caso en este final de la actuación de Dianne Reeves en el XXV Jazz San Javier. Final apoteósico para esta “Maestra del Jazz”, que no defraudó como era de esperar, pero, por colocar una nota discordante, tal vez su técnico de sonido, en cuanto a la sala de este auditorio, no estuvo muy inspirado y se detectaron decibelios de más que emborronaron el que percibía el público.

Reconocimiento inequívoco y absoluto para Reeves y sus músicos que todos podrían tener una crónica individual ya que poseen una dilatada trayectoria profesional. El público pedía un poco más -estábamos en sábado en la noche y las prisas se dejaron hasta el lunes-, por lo que Dianne Reeves y Romero Lubambo regresaron al escenario para regalar una estupenda versión de “You Taught My Heart To Sing”, una bella balada del recordado pianista McCoy Tyner, que dejó un inequívoco recuerdo a todos los que, sin mover una pestaña, escuchaban a la diva del jazz.

En resumen, noche para los clásicos y las damas (finalmente fueron dos las que estuvieron sobre el escenario) en la que una primera parte el cuarteto del armonicista español Antonio Serrano nos deleitaron con sus adaptaciones de piezas de Chopin, Ravel y otros al terreno del jazz con una maestría absoluta (¡qué buenos músicos tenemos en España!) para, posteriormente, volvernos hacia otro escenario en el que las voces de dos damas como la Maestra Dianne Reeves y su protegida, la coreana Shong Yi Yang, esparcieran una delicia de concierto que puso, además, elegancia interpretativa y mucho amor por el jazz. Llegan ya jornadas, de nuevo, para los “pata negra”, los nuevos proyectos muy magnéticos o para el blues. Se lo iremos contando así es que, por favor, no pierdan el hilo.

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