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lunes, 1 de julio de 2024

EL XXVI JAZZ SAN JAVIER ABRE EDICIÓN MIENTRAS IBAN MARCHANDO LOS RITMOS QUE MARCARON ADRIAN CUNNINGHAM Y SUS OLD SCHOOL

 

Si hay repertorios que hacen afición y diversión esos son los que, nítidamente, eligieron el septeto liderado por el músico australiano que invadieron y movilizaron a una Plaza de España a reventar.

Andrés Garrido / Goio Villanueva

 

 

Los aficionados y lectores que habitualmente nos siguen conocen que, en cada nueva edición del Jazz San Javier, siempre indicamos o recordamos que los más difícil -de ello va a depender el éxito de toda la edición- es el comienzo. Y damos fe (lo verán en las fotos de Goio Villanueva) que, un año más en su XXVI exposición, lo han vuelto a conseguir. La apertura del Jazz San Javier 2024 ha logrado su objetivo del triunfo, al saber combinar el escenario de la calle, una banda sensacional que ha dirigido magistralmente el australiano Adrián Cunningham, y un repertorio que atrapó a todo bicho viviente que se encontraba en la Plaza de España de la población murciana presenciando esta música pegajosa, que no te deja parar ni un segundo. El “swing” desplegado por Adrián y sus alumnos de la Old School (Vieja Escuela) dieron una muestra inequívoca de cómo hay que afrontar un concierto con ritmo y diversión, que contagie a todo aquel que lo presencie. Y exactamente eso es lo que sucedió en la noche del viernes, 28 de junio de 2024. 

 

El septeto liderado por el saxofonista australiano Adrián Cunningham y una plaza llena que disfruta con su música.

 

Unos minutos después de las 22 horas del pasado viernes, 28 de junio, se daba el pistoletazo de salida de la XXVI edición de Jazz San Javier. El septeto que lidera el saxofonista, clarinetista y flautista australiano afincado en Estados Unidos, Adrian Cunningham, aparecía en el escenario de la Plaza de España de esta población murciana a orillas del Mar Menor. Con un “Buenas noches y bienvenidos” en español, Cunningham y su Old School (Vieja Escuela) arrancaban con un clásico del “góspel” titulado “Joshua Fit The Battle At Jericho”, en el que el timbal y el clarinete marcaban el coro de esta vieja pieza por todos conocida, en la que tuvieron sus momentos de gloria el piano, saxo barítono, trompeta, contrabajo y el clarinete. A su término, el público que llenaba el recinto ya saltó de sus butacas para aplaudir a estos siete músicos, que comenzaban a meternos el diablo en el cuerpo (léase, los ritmos que escucharíamos si nos imaginábamos estar por las calles y plazas de Nueva Orleans) para, al final, vivir una experiencia musical y de los sentidos única.

Adrian Cunningham volvió a dar las gracias, indicó que intentaría expresarse todo lo que pudiera en español y destacó que “ésta de hoy es una banda increíble”. Una banda que para esta su primera visita a San Javier estaba compuesta por músicos españoles de Cataluña como el pianista Gerard Nieto; Ivó Ollé, trompeta; la contrabajista Queralt Camps; el saxofonista barítono Artem Zhulyev (no es español, pero reside en Barcelona) y el baterista, Arnau Julià. Esa fue la Old School que lidera Adrián Cunningham, que presentó una pieza incluida en la película de Disney “La Bella y la Bestia” titulada “Be Our Guest” y que, en efecto, se desarrollaba en un medio ritmo “swing”.

 

                       El trombón de Dani Alonso tuvo protagonismo, a lo largo del concierto 

 

La continuación vino con una pieza romántica “My Kind Of Girl”, durante la que Cunningham combinó, como en la anterior, la voz con los pasajes puramente instrumentales. Para hacerla más divertida, Dani Alonso le daba las réplicas vocales mientras Nieto en el piano, Artem Zhulyev con su saxo barítono o la contrabajista Camps tuvieron sus compases protagonistas. El público ya no podía dejar de moverse en sus asientos con estos ritmos que incitaban a bailar, acompañar a estos geniales músicos y para seguir alimentando esa inquietud, Cunningham presentó un tema original titulado “Cheeky Monkey” que en español (preguntó a su grupo cómo se traducía) es “Mono Caradura”. Bueno, otra locura rítmica sin abandonar New Orleans en la que tuvieron sus momentos Zhulyev y su barítono, la trompeta de Ivó Ollé o el piano de Nieto. Y de nuevo, Dani Alonso, que es un auténtico “showman” sobre el escenario, cogiendo la pandereta para acompañar en momentos de esta pieza divertida. 

 

                                  Ivó Ollé en un momento del concierto liderado por Cunningham.  

 

 Durante los años de la denominada “ley seca” en los Estados Unidos, muchos clubs nocturnos que dispensaban bebidas alcohólicas (por lo general whisky) de manera clandestina, amenizaban a su clientela con formaciones de ocho o más músicos los cuales se movían en los terrenos del jazz. El “Cotton Club” de Harlem, en Nueva York, fue uno de los más afamados y en él, el pianista Duke Ellington y su banda tomaban el gran protagonismo. Ellington componía ya bastante y en su grupo estaban muchos de los grandes nombres del jazz, para los que El Duque componía. Uno de esos temas fue el titulado “The Mooche”, que la banda conducida por Adrián Cunningham desplegó con absoluta maestría en la noche inaugural del XXVI Jazz San Javier. Mención destacada para el propio Cunningham -domina perfectamente los diferentes sonidos que tiene el clarinete-, como para Dani Alonso que hace lo propio con el trombón

 

 

                 Adrian Cunningham impartiendo un absoluto dominio del clarinete y sus sonidos

 

Para ese momento de la noche, los asistentes a este concierto se habían olvidado de la plaza de San Javier y estaban absolutamente inmersos en los clubes de Nueva Orleans. Por eso, Cunningham y su Old School les dieron más swing a través de otro clásico de Louis Prima titulado “Pennies Fron Heaven”. Su letra hace alusión a que llueven “centavos del cielo” en la ciudad y ahí puedes encontrar tu fortuna. La mezcla de piezas cantadas con las puramente instrumentales estaba métricamente seleccionada. Como otro de los momentos divertidos de este concierto ofrecido por la Old School de Adrián Cunningham. Se trataba de otra pieza de la factoría Disney, en esta ocasión dentro de la película “La Sirenita”, “Under The Sea” (“Debajo del Mar”) que, sorpresa, Dani Alonso -ese hombre orquesta en sí mismo- se dispuso a interpretarnos vocalmente. Previamente y en perfecto español, se dirigió a los asistentes indicándoles que podían ayudarle en el coro puesto que ya lo conocían: “Bajo el mar” (con el acento del doblaje que en su día nos llegó a España), lo que provocó las amplias sonrisas del público. Bueno, la pieza se alargó con una improvisación que lideró Artem Zhulyev con su saxo barítono y continuó Gerard Nieto desde el piano, otro solo del baterista Arnau Julià para retomar el discurso instrumental y finalizar “Debajo del Mar”.

 

                     Artem Zhulyev, el saxofonista que inició la improvisación “Debajo del Mar”.

 

Después de esta diversión, la banda atacó otro clásico del género que han interpretado muchos de los cantantes conocidos, como es el caso de Ella Fitzgerald: “I Can't Give You Anything But Love” (“No puedo darte nada más que amor”), que rítmicamente adaptaron al desarrollo del concierto. Hay que destacar el solo de la contrabajista Queralt Camps, que más tarde abordaría con Cunningham a la flauta, uno de los bellos momentos de esta fiesta musical. Pero antes, Adrián nos presentó su visión sobre un clásico que compuso el recordado clarinetista Sidney Bechet titulado “Si Tu Vois Ma Mère” (“Si ves a mi madre”) que puso un momento de placidez y de una inesperada participación de las campanadas de la iglesia de la plaza que, además, lo hacían a compás en el sólo del saxo barítono.

 

         Gerard Nieto es un asiduo visitante del festival, como pianista de diversas formaciones.

 

Tras el relax de nuevo, poco a poco, había que retomar el discurso rítmico del concierto y para ello, Cunningham anunció otro clásico góspel: “Amén”, que el público coreó con el septeto. Y rápidamente, Adrián anunció uno de los temas compuesto por Dave Bartholomew y de los preferidos de Fast Domino titulado “I Hear You Knocking”, que el músico australiano adaptó al estilo Nueva Orleans (Domino la interpreta a medio camino entre el blues y el rock’n’roll), recuperando la alegre diversión del respetable alguno de los cuales saltaba de su butaca para bailar. Por fin llegó ese momento mágico que se da en todo concierto y que adelantaba unos párrafos atrás. Una versión preciosa del viejo “St. James Infirmary Blues”. Este blues fue popularizado por la orquesta de Cab Calloway y, créanlo, escrita por Damaso Pérez Prado y Shorty Rogers. Narra la situación de una niña en la mesa de la enfermería St. James, que se debatía sobre la vida y la muerte. Fue una muestra más del absoluto dominio de Adrian Cunningham en la flauta, de la que fluyeron sonidos muy matizados y que sólo se logran con mucho estudio y práctica de años. Su único acompañante en esta bella versión fue el contrabajo ejecutado por Queralt Camps, quien mantuvo el listón de calidad de todo el concierto. Un aplauso unánime y muy generoso premió esta interpretación de ambos. 

 

                               Queralt Camps es una prestigiosa contrabajista barcelonesa.

 

La fiesta era completa y Adrián Cunningham y su Old School no deseaba que aquello decayera. Así que había que buscar un final que se viniera arriba y “When The Saints Go Marching In” era perfecto para ello. Antes manifestó que “San Javier era un lugar increíble para la música”, tras lo que volvió a presentar a la banda y dejaron sonar este clásico de Nueva Orleans para finalizar un concierto que fue de un nivel máximo en cuanto a músicos, además de apropiado y divertido con el que disfrutamos músicos y público. Un público que, puesto en pie, no cesaba de aplaudir a este septeto que lidera el saxofonista, clarinetista y flautista australiano afincado en Nueva York, Adrian Cunningham y su Old School. 

 

                         El baterista Arnau Julià supo mantener la conexión de todo el grupo 

 

Y como también es habitual en Jazz San Javier, el público solicitaba un poco más de este alimento musical y espiritual. Así que Adrián Cunningham y su Old School no tuvo otra que regresar al escenario (no llegaron al final de las escaleras), para volver a agradecer la asistencia, indicarles que se hacían un selfie con su teléfono móvil (repitió con una aficionada que no logró llegar a tiempo) y regalar una pieza más. Con “Kiss Me Baby”, un éxito compuesto y grabado en 1951 por Ray Charles, que hizo las delicias de todos los que allí nos dimos cita, se colocaba un broche de oro y diamantes al concierto inaugural y gratuito del XXVI Jazz San Javier.

En definitiva, una noche repleta de muy buenas vibraciones en todos los sentidos que propició un arranque potente de este festival, con una plaza llena, un repertorio muy bien escogido para crear afición y diversión; la que nos contagiaron los músicos que lidera Adrián Cunningham y su Old School. Y el calor apretando. Menos mal, que la plaza de España cuenta con diversos bares, cafeterías, restaurantes y… Una heladería. Menos mal. Si quieren seguir al tanto de lo que va sucediendo en este XXVI Jazz San Javier, no pierdan el hilo de estas crónicas y blog. 

           

                                La Old School de Adrian Cunningham, al completo.

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